Decíase a sí mismo: “Mi poesía es toda medida”; medida de un ser, de su demencia e inocencia; de su conocimiento de la vida y la muerte. La obra de Jacobo Fijman (próximo por su entrega vital al surrealismo,pero dentro de una expresión de registros inclasificables) merece ser rescatada por sus valores estrictamente poéticos, originados en una conciencia perturbada y transparente, en un artista anegado de espiritualidad. (fragmento) Alberto Luis Ponzo
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