El orgasmo puede ser parte del vacío

ADOLFO BURRIEL BORQUE

El orgasmo puede ser parte del vacío 

UNAS PALABRAS DEL AUTOR 

El orgasmo puede ser parte del vacío – un título tan estridente, y tan poco edificante, al decir de un buen amigo, no creo yo que sea para tanto-  empezó a nacer cuando Donald Trump, con gran sorpresa mía, aunque ya me he ido acostumbrando, que no han faltado discípulos (y discípulas), llevaba un tiempo en la Casa Blanca. Avanzaba despacio –el libro, me refiero-, y yo empecé a descubrir que el libro se lamentada de demasiadas cosas, entre otras, de todas esas revoluciones –a lo mejor es que no eran tales- que se habían ido desactivando. Vamos, que ponía un pie en este mundo nuestro dolorido, como si no hubiera habido tiempos peores. A mí, que soy optimista por naturaleza, más incluso de lo razonable, eso me acabó pareciendo una cierta salida de madre, pero no supe corregirme, recalcitrante que soy, recalcitrante… Me justifiqué diciéndome que a estas alturas, uno tiene todo el derecho –y más con su poesía- a decir lo que le parezca, por inútil que sea. Sobre todo si es verdadero. Y me sentí más tranquilo. “No creas que te redime el usar, entre los poemas, algunas canciones de niños”, volvió a reprocharme mi amigo. No sé, la verdad, qué opinar al respecto. El caso es que los versos se fueron sumando y llegó el momento en que dejé de tener el control, cosa que pasa a menudo –al menos, a mí- cuando se entra en la fiebre de la poesía y de los enfados. Busqué algunos lenitivos, todo hay que decirlo, pues soy de la opinión (ya advertí de mi optimismo) de que, si hemos llegado hasta aquí sin dejar de sernos, todavía queda camino. Ustedes dirán.

Solo me queda desearles buenos días, y un mejor esperado futuro.


NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA 

Foto: Columna Villarroya 

Nacido en Aldealpozo (Soria), pero residente desde niño en Aragón, es Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, ha ejercido como abogado laboralista y fue Diputado en las Cortes de Aragón. 

Ha recibido los premios literarios Ángaro de Sevilla por La ciudad nombrada, el Alegría de Cantabria por Furtivos días, el Isabel de Portugal de la Diputación Provincial de Zaragoza por Cuadros de una exposición, el Flor de Jara por Colores desunidos, el Ciudad de Ronda por Cristales rotos, el Ciudad de Manzanares por ¿Qué hace un ramo de rosas bajo el sol?, etc. Recientemente, ha sido publicada una antología de su obra, Antología propia. 

Señalado como poeta con una extraordinaria capacidad para la imagen y la invocación inesperada, textos suyos en prosa y poemas han aparecido en antologías, libros colectivos, revistas, páginas de poesía, periódicos, etc.

Poema

L’année prochaine la fleur d’oranger sera pour rien 

Benjamín Péret 

El día en que Luc Thomas 

huyó de la Injusticia, 

yo, ausente de mí mismo, 

leía antipoemas de Ene Parra 

recostado en mi lecho de azucenas. 

La mañana ajustaba con primor 

su compostura, y pájaros callados 

renovaban el arte del silencio. 

Mi mujer evitaba desnudarse 

por temor a quedar embarazada 

y los enamorados impacientes, 

exploraban a tientas los abismos. 

La luz vaciaba en los rincones 

su espléndida maraña de regalos. 

El día en paz aquel, 

la guardia 

bloqueó las salidas por el este, 

puso semáforos y espinas 

en los balcones de mi alcoba, 

ocultó las miradas y las luces 

y metió un general entre mis sábanas. 

Cadentes marchas militares 

robaban a los aires su sosiego. 

El Inspector Mayor desde su trono 

mostraba altivo 

su cáscara dorada de oropéndola, 

mientras bellos diluvios se expandían 

por sus plumas caudales 

y su cresta. 

Oh cuadrado sin forma, 

oh gran vaso inconcluso. 

La tormenta llegaba de soslayo 

salpicando a los frágiles arcángeles, 

exterminando pieles rojas, 

vistiendo de preguntas los desnudos 

y dejando a los ciegos sin paisajes. 

Falsos sueños que nunca despertaron 

viajaban con el mar a la deriva. 

René pobre Magritte 

ya no pintaba pipas improbables 

ni espejismos azules como pájaros, 

Lylia Cercén deshabitaba 

la casa de muñecas, y vendía 

su pequeña tristeza 

en los cines de barrio, 

no quedaban prodigios, 

era una estatua el día, 

y el mundo presagiado 

cambiaba de ropajes, 

las muchachitas huérfanas 

soñaban todavía con los pechos 

ardientes de sus madres, 

mientras bellos poetas alquimistas 

se entregaban brillantes 

a su augusto desánimo, 

y el orden de las cosas 

redondas 

ponía paz en los jardines prohibidos. 

Qué mañana inasible. 

El día en que Luc Thomas 

huyó de la Injusticia, 

en los cielos ocultos 

y gloriosos, 

un ángel con librea 

se convertía en cuervo vigilante.