Vino del mar

 

Antón Castro

Vino del mar

INTRODUCCIÓN

En uno de los últimos viajes de Antón Castro a Madrid quedamos en Telefónica para ver la exposición del fotógrafo, cineasta y pintor William Klein. Al salir, me dijo que trabajaba en un libro sobre el vino. Hablamos de muchos poetas que habían escrito de ese líquido que bien podría resumirse, como ha escrito Miguel Mena, en cuatro palabras: alquimia, pasión, placer y vida. De eso va Vino del mar: un poemario que transcurre esencialmente en Cariñena, ese territorio de viñedos que a él siempre le evoca un mar de parras, la geometría de los surcos, la evocación de los pámpanos, un aroma intenso que parece condensar el álbum espectacular de las cuatro estaciones. Este era un libro al que le daba vueltas con todos sus elementos desde hacía tiempo: una historia, una manufactura, una evolución, y una planicie de areniscas, pizarras, yesos y guijarros, casi imposible, donde se hace posible el vino de las piedras.

Vino del mar, de entrada, son los versos de un territorio, de una emoción constante. Son las palabras de unos cuantos personajes que asocia a Cariñena: Ildefonso-Manuel Gil, poeta de Paniza y Daroca; Pilar Bayona, que halló en Cosuenda un refugio de paz y de diversión; el violinista y compositor Simón Tapia Colman; y el pintor Luis Marín Bosqued, cuyo museo visitó con el escultor Florencio de Pedro. Todos ellos están ahí, como están otros componentes claves: el amor, el erotismo, las visiones (¿a quién se le puede ocurrir que en la viña haya o pueda nadar una sirena?), los viajes y el vínculo entre Aragón y Galicia mediante los caldos. Vino del mar también deja temblando una pregunta: ¿quién llegó del mar o con el mar: el poeta, la memoria, el silencio o las uvas mismas, que se alzan y se esparcen en el campo que se transforma en piélago de sensaciones?

                                                                                                                                                                                        Alondra Ramos

‘Vino del mar’ es el libro de una fascinación: el paisaje de la viña, el paso de las estaciones con sus matices sobre los campos, la artesanía del vino; todo ello, arropado con la memoria, el mito, el latido de la tierra y el amor. Hacer buen vino es un acto de seducción y es, sin duda, una forma de afirmar la raíz, el territorio, en este caso Cariñena, ese espacio que se abre a todos los vientos al que llegué por vez primera en septiembre de 1978. A los 19 años. 

El Autor

Foto: DANIEL MORDZINSKI 

Nota Bibliográfica:

Antón Castro (Santa Mariña de Lañas-Arteixo, A Coruña, 1959) reside en Zaragoza desde el otoño de 1978; entonces tuvo su primera experiencia laboral en la vendimia en Cariñena y Alfamén. Ha publicado más de una treintena libros de narrativa y poesía, de periodismo, biografías y ensayos. En Destino publicó cuatro libros de narrativa; en 2011 Xordica reeditaba El testamento de amor de Patricio Julve, de cuentos. En 2013 firmó El dibujante de relatos (Pregunta), con dibujos de Juan Tudela. Es autor de cuatro poemarios: Vivir del aire (Olifante, 2010), El paseo en bicicleta (Olifante, 2011), Seducción (Olifante, 2014) y El musgo del bosque (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2016). Ha publicado libros de literatura infantil y juvenil, como El niño, el viento y el miedo (Nalvay, 2013), La leyenda de la ciudad sumergida (Nalvay, 2014), y El tango de Doroteo (Libros de Ida y vuelta, 2017) ilustrados por Javier Hernández. En 2012 apareció su novela de formación Cariñena (Ediciones 94), que ha sido reeditada por Pregunta en 2018. Y en 2017 reeditó una nueva edición, ampliada, de su libro de relatos Golpes de mar (Ediciones del Viento, 2017), el libro de una vida. Publicó con el naturalista y fotógrafo Eduardo Viñuales el volumen Aragón. Excursiones a lugares mágicos (Sua, 2018). También es autor de dos libros de artista: Amor. La loca de Montalbán (Prames, 2018), con Natalio Bayo, y Mujeres soñadas (Aladrada, 2018), con fotografías de Rafael Navarro. Coordina desde el año 2002 el suplemento ‘Artes & Letras’ de Heraldo de Aragón.

En 2013 recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural. Y en septiembre de 2019 pronunció el pregón de la Fiesta de la Vendimia, ante la Fuente de la Mora, en Cariñena.